Si se aloja en nuestro hotel, tendrá la extraordinaria oportunidad de disfrutar de una Venecia íntima y genuina, que podrá vivir sin prisas, paseando por calles, puentes y plazuelas solitarias: ubicado en el barrio de Dorsoduro (es decir, el art district veneciano), al sureste del Gran Canal, será una base perfecta para explorar Venecia. Ya sea al amanecer o al atardecer, no puede perderse un tranquilo paseo por la Fondamente delle Zattere, donde se encuentra el hotel, para contemplar unas espléndidas vistas de la isla de la Giudecca.
La plaza de San Marcos está a tan solo una parada en vaporetto y a menos de quince minutos a pie: solo debe cruce el puente de la Academia y seguir las indicaciones para encontrarse en un santiamén frente a la basílica de San Marcos, el Campanario y el Palacio Ducal. Sin embargo, le aconsejamos que, en vez de dirigirse directamente a San Marcos, se tome un poco tiempo para explorar con calma los maravillosos rincones de Dorsoduro. No puede perderse las Galerías de la Academia (a 5 minutos a pie del hotel), que exponen la mayor colección de arte veneciano del mundo con obras de Tintoretto, Canaletto y Tiziano, la Peggy Guggenheim Collection (a 10 minutos), que reúne algunas de las mejores firmas del arte moderno del siglo XX (con obras de Picasso, Dalí, Pollock, Magritte y Fontana), la basílica de Santa María de la Salud, obra maestra del siglo XVII, y un poco más allá la Punta de la Aduana con sus vistas espectaculares de San Marcos y el Museo Pinault, que alberga piezas internacionales de arte moderno y contemporáneo.
Si desde el hotel se dirige hacia el norte, en menos de diez minutos estará en el campo Santa Margherita, una plaza muy querida por turistas y venecianos en una zona repleta de bares y restaurantes, la iglesia de San Pantaleón (que alberga la pintura sobre tela más grande del mundo) y Ca’ Rezzonico, el museo dedicado a la Venecia del siglo XVIII con su espectacular jardín. ¿Desea visitar algo típico veneciano? Diríjase al squerò de San Trovaso, a tan solo 300 metros del hotel: data de antes de 1600 y es uno de los pocos squeri (astillero veneciano donde se construyen y reparan las góndolas) que todavía funcionan en Venecia.
O bien diríjase adónde llegan muy pocos turistas: a la Giudecca, la isla frente a Dorsoduro, con sus iglesias (en primer lugar, la iglesia del Santísimo Redentor, celebrada cada julio con la Fiesta del Redentor), las admirables vistas de San Marco y la fábrica Fortuny, la última fábrica veneciana que, todavía hoy, sigue produciendo de forma artesanal preciosas telas y que cuenta con una sala de exposición y un jardín abierto al público. También puede visitar el Laberinto Borges, en la isla de San Giorgio. Por último, no podrá decir que ha visitado Venecia si no se acerca a sus islas más famosas: Murano y Burano.